viernes, 29 de julio de 2016

Bouchard en las Filipinas, el bloqueo del estrecho de San Bernardino


Por Alejandro Rossi Belgrano, adaptado del libro “Nuevos Documentos sobre el crucero de La Argentina a través del mundo”

Introducción al artículo


Cuando nos propusimos estudiar el crucero del Cap. Hipólito Bouchard encontramos que era muy limitada la información disponible y que las fuentes históricas eran básicamente las mismas que Mitre citó en su obra publicada en la Revista de Buenos Aires de 1864:
Diario de navegación del Comandante Bouchard
Memoria manuscrita de Piriz
Correspondencia del Gral. Guido
Noticias del coronel Espora y el doctor Copacabana
Diario de Manrique
Era necesario obtener otros testimonios que nos permitieran profundizar los conocimientos sobre la expedición. Presentamos a continuación un fragmento del informe que envió el Gobernador General de Filipinas al Virrey de Nueva España en 1818.
Explica algunos sucesos ocurridos durante el bloqueo de Manila, capital del archipiélago, que comenzó el 31 de enero y se extendió durante dos meses.
El bloqueo

Mientras La Argentina mantenía bloqueada la bahía de Manila, el capitán Bouchard decidió estrechar el cerco que interrumpía el tráfico naval en la Capitanía General de las Filipinas.
Con tal propósito y gracias a la información que le suministraron los tripulantes de algunos pontines que había capturado, envió una pequeña fuerza a cerrar el paso del estrecho de San Bernardino, que conecta el mar de Filipinas con el mar de Bisayas.

                                El estrecho de San Bernardino, en el extremo inferior derecho

Se trataba de una posición estratégica de gran importancia ya que por esa ruta se conectaban con Manila las poblaciones de la costa este de Luzón además de los barcos que arribaban de la isla de Samar y de muchos otros sitios, algunos tan lejanos como las islas Marianas o el Virreinato de Nueva España. Era el mejor camino para todos los barcos que llegaban desde el este.
El conocido galeón de Manila (nao San Fernando), que llevaba sus preciados bienes entre Acapulco y la capital de Filipinas, atravesaba este angosto estrecho, tanto en su viaje de ida como en el de vuelta.
Bouchard fue informado que el galeón ya no realizaba este viaje, el último había regresado a Manila en 1815. Debido a esto la nao San Fernando, o como se la llamaba habitualmente el Magallanes, se encontraba estacionada en el puerto de Cavite, dentro de la bahía de Manila y a resguardo de sus cañones.


Increíblemente fue este navío uno de los que salieron en persecución de La Argentina, casi un mes después de levantado el bloqueo y no pudo, ni quiso, hallarla (como les contaremos en su momento).
En base al tamaño y poder de fuego de la fuerza enviada por Bouchard a San Bernardino podemos establecer que no tenía expectativas de cruzarse con el galeón, sólo La Argentina podía haber enfrentado un enemigo tan poderoso.
El pontín enviado tenía una misión muy diferente, debía capturar los bergantines de los alcaldes de las provincias de Albay y Camarines y requisar su carga.
No se encontraba en búsqueda de grandes tesoros ni de poderosos cañones. Su objetivo eran los cargamentos de cuerda de Manila, un excelente sustituto de la cuerda de cáñamo, que los nativos elaboraban a partir del abacá (Musa textilis), una variedad de plátano. Era el principal producto de estas dos gobernaciones y la base de sus ingresos, que era transportado a Manila para ser comercializado.

Luego de tan extenso crucero y de haber cruzado medio mundo, La Argentina  se encontraba escasa de jarcia, y por lo tanto se complicaban las tareas de maniobra. Llegamos a conocer esta información por el detallado informe enviado por el gobernador general.
En consecuencia el capitán Bouchard envió un pontín armado a establecer el bloqueo del estrecho. Nombró al mando al cap. Nataniel Sommers, el segundo a bordo, y lo tripuló con veintidós hombres. Ocho ingleses, ocho malayos y seis indios.
Aunque los bergantines de los alcaldes no se presentaron, Sommers tuvo oportunidad de mostrar su capacidad y retribuir la confianza que le manifestaba Bouchard. A mitad de camino entre San Bernardino y la  isla de Cabras, frente a la isla  de Marinduque, capturó una galera y una falúa que fueron prolijamente desalijadas y con las tripulaciones de esos barcos regresó a La Argentina.
La jarcia de las presas debe haber bastado porque La Argentina pudo sostener su bloqueo por dos meses y luego continuar su épica navegación alrededor del mundo.
¡Adelante con Bouchard!

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