Bouchard en las Filipinas, el bloqueo a Manila
Por Alejandro Rossi Belgrano, adaptado del libro “Nuevos Documentos sobre el crucero de La Argentina a través del mundo”
Introducción al artículo
Nos referiremos nuevamente al bloqueo que el capitán Bouchard, comisionado por el gobierno de las Provincias Unidas en misión corsaria, efectuó a Manila (capital de la Capitanía de las Filipinas) a comienzos de 1818.
En esta ocasión presentaremos nuevos datos sobre las características e implicancias de esta acción naval que permanecían desconocidos y que merecen ser incorporados a esta extraordinaria historia.
Escribía el Prof Dr. Quartaruolo en su valioso libro dedicado al crucero de La Argentina: “en varias obras que hemos consultado acerca de la historia de Filipinas nada se dice acerca del bloqueo de nuestra fragata, posiblemente porque él entraña un verdadero baldón para el nombre de España en los océanos.”
Ciertamente, una fragata de mediano porte con “dos baterías en ambas bandas” pero sin “través”, con unos 34 cañones en buen estado que arrojaban balas de un peso máximo de 12 libras, no era una potencia naval. En ese tiempo los grandes barcos de guerra llevaban unos 100 cañones y arrojaban balas de 24 libras.
Sin embargo, La Argentina fue capaz de realizar una tarea que parecía imposible de concretar, dados los recursos defensivos con que contaba Manila. Por ello, muchos lo consideraban una exageración típica de las acciones bélicas en las que se exaltan los méritos propios y se menoscaban los ajenos.
El informe de las autoridades españolas
Señalan que La Argentina se presentó frente a la bahía de Manila el 1 de febrero de 1818 y estableció su bloqueo en el sector norte con un crucero que se extendía entre la isla de Cabras y el cabo Bolinao, en Ilocos.
Esa ruta era la más transitada porque comunicaba Manila con toda la zona noroeste de la isla de Luzón, la más rica y desarrollada de la capitanía. En ella se encontraban los principales pueblos y puertos y la mayor cantidad de cultivos y ganados.
La principal actividad económica de esta zona era el cultivo de arroz. Bouchard llegó a Manila justo después de la siega, que va de diciembre a principios de enero. De esta forma tuvo ocasión de capturar gran cantidad de barcos que transportaban su cargamento a la capital. El arroz era almacenado en cavanes, unidad de medida que equivalía a unos 60 kg.
Tanto Bouchard como el Gobernador General coinciden en señalar que apresó 16 pontines. Así se llamaban los pequeños barcos de cabotaje que usaban los naturales de las Bisayas.
Eran embarcaciones de unos 15 metros de eslora, con dos mástiles que llevaban velas cuadradas de hojas entretejidas de pandano o de lona tejida. Eran de proa y popa elevadas, con una pequeña cabina para el piloto. También podían ser impulsados por quince pares de remos. Un pontín transportaba unos 300 cavanes.
El gobernador aclaraba que eran pontines provenientes de Ilocos, Pangasinan, Zambales y Cagayan, todas alcaldías norteñas. La mayoría de ellos se encontraban regresando a sus localidades y por lo tanto viajaban sin carga, pero tal vez, con los beneficios de su venta.
Como vimos en el artículo anterior, un bloqueo a cargo de Sommers impidió el tránsito desde el este. Sin embargo, el gobernador señaló que el acceso por el sur estaba libre.
Fue la misma autoridad española la que decidió cerrar el puerto de Manila para que no entrara ni saliera ningún barco. La noticia fue llevada a todos los pueblos de la costa para suspender todo el tráfico de pontines. Se determinó que tomaran puerto todos los pontines, ya sea en Pangasinan como en Zambales.
A los dos meses de iniciado el bloqueo y sin conseguir que los barcos de guerra con asiento en Cavite (bahía de Manila) salieran a probar el “enojo argentino”, la fragata levantó su bloqueo tomando rumbo norte. Esperamos continuar explicando estos sucesos de nuestra historia.
¡Adelante con Bouchard!
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